¿Por qué los motorizados delivery evitan repartir comida en Ecuador? El problema estructural que nadie quiere ver

El delivery de comida en Ecuador es, sin duda, uno de los sectores más dinámicos y en crecimiento dentro del comercio moderno. Desde aplicaciones móviles hasta encargos directos, cientos de motorizados recorren diariamente las calles para entregar alimentos a domicilio. Sin embargo, detrás de este sistema que parece eficiente, se esconde una realidad silenciosa: cada vez más repartidores están evitando aceptar pedidos de comida, prefiriendo encargos de otro tipo como flores, regalos o paquetes pequeños.
¿Por qué ocurre esto en un mercado donde la demanda de comida a domicilio sigue creciendo? La respuesta está en un problema estructural que pocos se atreven a mencionar: los restaurantes son el eslabón olvidado de la logística de delivery en Ecuador. Este artículo explora la raíz del problema desde la perspectiva del repartidor, sin atacar a clientes ni aplicaciones, pero exponiendo con claridad por qué este sistema no está funcionando como debería.
La promesa del delivery: rapidez, comodidad y eficiencia
En teoría, el delivery de comida busca ofrecer una experiencia cómoda y rápida para el cliente: selecciona su pedido desde el celular, paga en línea y en menos de 45 minutos lo tiene en la puerta de su casa. Las plataformas y sistemas funcionan como intermediarios eficientes. El cliente queda satisfecho. El restaurante vende. El motorizado gana.
Pero en la práctica, esta cadena está llena de fisuras cuando se trata de comida. Y el punto débil más comúnmente ignorado son los restaurantes.
¿Qué está fallando realmente?
A través de conversaciones reales con docenas de motorizados, surge un patrón claro: los restaurantes en Ecuador no están diseñados ni preparados para integrar un sistema de delivery eficiente. Estos son los principales problemas detectados por quienes están en la calle día a día:
1. No hay espacios adecuados para motorizados
La mayoría de restaurantes —especialmente los pequeños y medianos— no cuentan con una zona exclusiva para espera de repartidores, ya sea para recibir el pedido o para organizar entregas simultáneas. Los motorizados deben esperar en la acera, debajo del sol o bajo la lluvia, muchas veces sin sombra, sin acceso a baños ni áreas de descanso. En algunos centros comerciales o calles vigiladas, incluso se les cobra parqueo por cada entrega, generando gastos adicionales por cada pedido.
2. Retrasos internos en la cocina que afectan la entrega
A menudo los pedidos se aceptan como “listos para despacho” cuando en realidad la cocina aún no los ha preparado o hay retrasos internos. Esto significa que el motorizado debe esperar entre 15 y 30 minutos parado, sin poder hacer otro encargo. Durante ese tiempo, pierde otras oportunidades de ingresos y muchas veces no recibe compensación alguna.
3. Falta de comunicación clara entre restaurante y repartidor
En muchos casos, el personal del restaurante no está capacitado para atender correctamente al delivery. No hay un responsable designado, se generan confusiones con los pedidos o no se prioriza el despacho para motorizados externos. Esto genera frustración y aumenta el tiempo de espera, disminuyendo la rentabilidad de cada entrega.
¿Y el cliente?
Aquí es importante ser justos: el cliente no es el culpable. Si un pedido llega frío, con el sello de seguridad roto, o con un empaque dañado, tiene todo el derecho a rechazarlo. El problema está antes: en los restaurantes que no usan empaques térmicos adecuados, sellos que resistan el calor o logística eficiente de despacho.
Cuando un pedido llega en mal estado, muchas veces el motorizado es quien paga las consecuencias: debe devolver la comida, perder tiempo y gasolina, y no recibe compensación alguna. Pero no es culpa del cliente ni del repartidor. Es culpa de una cadena logística mal diseñada desde su origen.
¿Por qué los motorizados prefieren otros tipos de delivery?
Con todos estos problemas acumulados, muchos motorizados en Ecuador prefieren encargos que no involucren comida. Por ejemplo:
Flores, regalos, tortas, pasteles
No se enfrían, no se derraman, no hay exigencia de “caliente” o “fresco”.Paquetes o encomiendas personales
Se entregan sin presiones, sin quejas por temperatura, sin devoluciones.Cargas ligeras o fletes urbanos pequeños
Permiten mayor libertad de horario y control directo sobre el cliente final.
Estos tipos de delivery ofrecen mayor margen de ganancia, menos riesgo de pérdida y menos fricciones con clientes o negocios. Es simplemente más rentable y menos estresante.
El verdadero problema: una estructura mal diseñada
El problema de fondo no son las aplicaciones de delivery, ni el cliente final. El problema está en que la mayoría de restaurantes en Ecuador fueron diseñados sin considerar el servicio a domicilio. Muchos fueron construidos hace décadas, otros en plazas comerciales sin áreas de carga, y la mayoría sin visión de logística moderna.
Hoy, con la explosión del delivery post-pandemia, están improvisando: sillas apiladas junto a la cocina, pedidos en bolsas mal cerradas, áreas comunes usadas como zona de espera… nada diseñado para una experiencia profesional.
Y eso perjudica directamente a los motorizados y al cliente final.
¿Qué debería hacerse para mejorar la situación?
La solución no es sencilla, pero sí clara. Algunas ideas que los propios motorizados han sugerido:
1. Normativas urbanísticas que obliguen a los nuevos restaurantes a tener zonas para delivery
Así como existen reglas para baños, ventilación, salidas de emergencia o parqueos para discapacitados, debería exigirse un área mínima para atención a repartidores. Esta política podría incluir espacios cubiertos, zonas de despacho rápido y señalética adecuada.
2. Inversión mínima en logística por parte de los restaurantes actuales
Quienes ya tienen locales no necesitan tumbar paredes, pero sí podrían:
Usar empaques térmicos y herméticos.
Designar a un encargado exclusivo para despachos a motorizados.
Establecer puntos de espera seguros y cómodos, aunque sean provisionales.
Priorizar los pedidos de delivery con tiempos reales y control interno.
3. Campañas de concientización para propietarios de restaurantes
Muchos dueños no dimensionan el daño que causan los retrasos y el desorden en su proceso de despacho. Explicarles cómo esto afecta directamente sus ventas, su reputación en línea y la experiencia del cliente es clave para generar cambios.
¿Y las plataformas de apps delivery?
Aunque no son las principales responsables, sí podrían incentivar a los restaurantes a mejorar. Por ejemplo:
Otorgar insignias de “Entrega rápida” o “Zona delivery optimizada”.
Penalizar restaurantes que constantemente retrasan los pedidos.
Priorizar en el algoritmo a quienes cumplen con estándares logísticos.
Esto ayudaría a que los restaurantes entiendan que no solo se trata de vender, sino de entregar bien.
Conclusión: los motorizados necesitan respeto, no solo pedidos
El delivery es una cadena. Si uno de los eslabones falla, todo el sistema colapsa. Y el eslabón más débil —pero también más olvidado— en Ecuador son los restaurantes. No todos, claro, pero sí una mayoría que no han comprendido aún que vender a domicilio implica invertir, adaptar, rediseñar y colaborar.
Los motorizados no están huyendo del delivery de comida por capricho. Están tomando decisiones racionales para evitar pérdidas, estrés y desgaste. Y hasta que la estructura urbana, legal y comercial no cambie, seguirán prefiriendo entregar flores, regalos o paquetes. Porque es más rentable y menos ingrato.